28 de septiembre de 2006

◊ Una Caja De Música

Un niño pequeño muere, según parece quería estar solo, el pequeño corazón estuvo quieto durante horas.

..Se lo declaró muerto. Es enterrado en arena mojada con una caja de música en la mano. La primera nieve cubre la tumba. Ha despertado con dulzura al niño. Una noche de invierno despertó el pequeño corazón, al cubrir el hielo a la criatura, se pone en marcha la caja de música, una melodía en el viento y desde lo profundo canta el niño.

Ningún ángel se eleva, el corazón ya no late, sólo la lluvia llora en la tumba.

..Una melodía en el viento.

El corazón ya no late y desde lo profundo canta el niño.

La luna fría en todo su esplendor, escucha los gritos en la noche y ningún ángel se eleva, sólo la lluvia llora en la tumba, entre la fortaleza de su tumba jugará con su caja de música una melodía en el viento y desde lo profundo canta el niño.

..El día de los difuntos, escucharon esa melodía desde los terrenos de Dios, allí lo desenterraron, salvaron el pequeño corazón del niño.

1 comentario:

Outsider dijo...

... Pero a la siguiente noche, tan fría como en la que el corazón del niño dejó de latir, un cuerpo putrefacto se abrió paso entre la tierra suelta del cementerio. En el interior de fallecida cabeza, resonaba el eco una y otra vez de una melodía, que hasta el día de muertos le había dado la paz que ingenuamente esperaba encontrar en la muerte.

El sonido de la caja del niño era tan puro, que para los muertos era fácil de escuchar. Incluso para un cadáver maldito como el que ahora se iba guiando por sus notas.

El niño dormía plácidamente con la caja entre sus manos. Un fétido olor le hizo abrir los ojos y sobresaltarse al escuchar el sonido de un cuerpo sin latido al caminar.

El cadáver maldito aventó la puerta y vio con furia al pequeño. Quería arrancarle ahí mismo las entrañas y luego tirar su alma a la basura. Le causaba repulsión pensar que a un alma como esa, sin haber hecho mérito alguno en vida recibiera esa segunda oportunidad, y encima, un regalo tan grande como la melodía de esa caja.

Al abrir la habitación al otro día, los adultos encontraron un enjambre de moscas por todo el lugar y la cama del niño vacía.

Ahora todos los cadáveres malditos se reunen en las noches alrededor de la piedra a la que el pequeño niño está atado. Ahí, le obligan a abrir la caja de música a cambio de no arrancarle un trozo más de piel, pues los muertos no tienen paz ni descanso, y cómo los malditos en vida, se alimentan del alma de los que no lo son.